Toda una montaña se desmorona de noche
cuando el sepulturero dice adiós
tras cerrar la verja
pero mejor eso a que diga
hasta luego.
El sepulturero coge la almohada
como si pesara cien kilos,
echa hacia atrás las sábanas
como si tuvieran ojos
y les metiera los dedos,
se acuesta en su cama
como si se lanzara al mar
cuando nadie mira.
Aún queda esperanza
–piensa
en cuanto se despierta–,
todavía me quedan
mariposas sin usar.
Las mariposas son muy bellas, si embargo al aplastarlas te das cuenta de que son sólo una mancha marrón muy fea. Aunque ante la insoportable brevedad de la mariposa está el hecho de que sólo sean primavera. ¿Error o acierto de la existencia? Como siempre, un placer.
ResponderEliminarNo es tan marrón esa mancha, ni es tan fea. Es otra muerte, la de las mariposas. Son ellas las que nunca dicen adiós. Es el movimiento el que les hace creer en el hasta luego. ¡¡Qué bien que andes por aquí incluso en agosto!!
EliminarCompleja es la inmensidad de tus palabras
ResponderEliminarPor eso les busco imágenes sencillas :) (o eso creo)
EliminarGracias a lxs 2 por la visita y las palabras. Abrazos.
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