Fue difícil conseguir que se quedara quieta un momento, tal era su estado de nerviosismo al decirle que vendrías a verla. Bien, te la presento: así es ella a las cuatro de la tarde en octubre. El sol todavía da en el lateral izquierdo, pero la cal no brilla como brillará en breve. El árbol de al lado suele seguirla y si se mueve ella, se mueve él, y sólo cuando ella se detuvo se detuvo él, pues es su devoción expandir sus ramas sobre su lateral derecho y darle toda la sombra que pueda. El pájaro que hay en una de sus ramas iba a cantar, ah, no, perdona… estaba cantando. El tejado no es cuadrado habitualmente, en ese preciso instante lo era. La nube que tiene encima cambia según el aire que haga y el sentido del humor del día, pero siempre es la misma, la que venía en la caja del tejado cuando lo compramos. Es una nube preciosa, ¿verdad? Ahí parecía un pez pero también sabe adoptar la forma del estramonio y la de una liebre escuchando pasos. La ventana que tiene la persiana bajada es la de la habitación en la que dormirás (la habitación es tímida y a la persiana le gustan las sorpresas). La hierba se puso de puntillas para saludarte. Armaron mucho revuelo cuando me vieron sacar la cámara y les pedí que dijeran patata. En vez de eso corearon tu nombre. Yo también lo hice. Estamos deseando que vengas.
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