lunes, 29 de octubre de 2018
Nueva oleada de falsos oriundos
Regreso de alguna parte.
He debido caminar mucho, pues
no llevo zapatos
(me los comí cuando me quedé sin agua
y el resto del camino
lo tuve que hacer trepando, volando,
molestando a la nube de siempre,
ensayando con la lengua acrobacias rentables
después de limpiar una pistola cargada).
No es que tenga sueño.
Es que tengo que soñar.
domingo, 14 de octubre de 2018
Mi casa a los ladrillos
Me hacían daño los zapatos y me los quité. Tenía calor
y me deshice del abrigo. Me cansé de mirar el reloj y lo lancé lejos y así dejé
de tomar mis medicinas, de ir a trabajar, de quedar con nadie y otras
actividades que implicaran estar pendiente del tiempo. Me volví enferma, pobre,
solitaria, descalza, ligera. Regalé mi casa a los ladrillos, mi ropa a las
ovejas, mis libros a los árboles, mis flores a la primavera. Pero todavía
necesitaba desprenderme de más cosas. Respiré hondo y me pesaban los pulmones,
maldita sea… ¿lo entendéis ahora?