Las montañas se levantan todos los días,
estiran las laderas
y les crujen sonoramente los huesos
de los animales que, muertos,
creyeron dormir.
Todas las noches se acuestan las montañas
aplanándose sobre los valles.
Las siluetas que de ellas se ven
las noches claras
no son ellas,
son sus sombras:
las únicas que no sueñan.
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