Estoy más feliz que un paraguas en abril
y con mi sonrisa
podría surcar un océano, pequeño.
Escondo los pañuelos en una sábana
cuya tristeza no me deja dormir.
Soy fuerte como una niña
tumbada en la hierba
sacando nubes de entre sus uñas.
Hay días que pasa un camión,
hay días que pasa un volcán,
pero todos, todos los días,
lo que sea
me atropella.
Siempre esos bofetones al final. ¿Seré masoca? El caso es que es genial.
ResponderEliminarEs que si no hay bofetón final, no hay película. Gracias, Nuria!!
ResponderEliminarPor medio de otro blog de José Antonio he dado con el tuyo que me parece una genialidad que no todos los días pasa.Tus poemas me han dejado sin aliento,te lo digo de corazón.Te sigo con vehemencia.Besos y encantada poeta.
ResponderEliminarPilar: Gracias, bienvenida y también besos.
ResponderEliminar