Ya sabes que el verdadero color
de estos cielos por los que patino,
es raro y educado.
Espera un momento, que estoy
en mi otro mundo, y tardaré
porque los autobuses van llenos.
Yo ahora me muero en los abrazos:
su energía me desata los hombros
hasta que dejan de respirar por sí
mismos,
y eso se contagia.
En realidad, lo mío no es irme
–irme es una excusa–,
volver es lo mío.
Volver a sonreír. Eso es lo tuyo.
ResponderEliminarYa no me tocan tus versos, Elena. Ahora me atraviesan.
Un abrazo.
Atravieso el monitor para darte un fuerte abrazo, Nuria. ¿Y si nos saltamos el invierno y nos plantamos en la primavera?
ResponderEliminarTambién era lo mío. Tarde, eso sí.
ResponderEliminarAbrazos, navideños o no
Abrazos felizañonueveros, Amando!
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