Ya
empezamos: el primer sábado del año es martes
y si bien
algunos hemos salido a protestar,
la mayoría
ha ido a trabajar como si nada
después de
castigar a su reloj de cara al destiempo.
Si esto va a
ser la tónica habitual de este año,
deberían
haberlo avisado por si algunos preferíamos
(como es el
caso) quedarnos en el año pasado,
cuando los
sábados caían en viernes,
que aunque
hubiera que trabajar igual,
al menos los
viernes hay otro espíritu, hay alegría.
Los sábados
son cada vez más esquivos.
Para hablar
con ellos hay que dirigirse a sus secretarias
pero sus
secretarias son domingos
y no cogen
el teléfono ni están para nadie.
De Pan
con pan, próximamente con La Isla de Siltolá