lunes, 30 de abril de 2018
Pido un deseo
Viajar en lápiz.
Sentir que el aire me raya la cara.
Duplicar, mediante giros, a los estorninos.
Trazar una casa y meterme en ella,
dibujar una ciudad que me sonría.
Sombrear el paisaje
hasta que me duela la garganta.
Diseñar un dedal ignífugo
para mi índice,
con el que señalo, sobre todo,
los infiernos imborrables.
Firmar con una coma.
Expresar cómo me encuentro
con garabatos infantiles.
Perderme y aterrizar
en la oreja de un carpintero
que saca de sus manos
un baúl y una silla.
lunes, 2 de abril de 2018
La relojería
La
relojería está enclavada en una esquina. En horario de comercio permanece
abierta por la puerta que da a la calle más concurrida. La gente entra
para comprar relojes, pilas para relojes, correas para relojes, e incluso cucos
para relojes. Al anochecer se cierra dicha puerta y se abre la que da a una
calle poco transitada y poco iluminada. Individuos con gabardina y sombrero
entran entonces. Piden en voz baja una dosis. Tienen ojeras y les tiemblan las
manos. Pasan a la trastienda. Personas muy ocupadas compran tiempo. Se lo
inyectan en cualquier parque y, aunque se sientan mejor, con frecuencia se
aburren y buscan pelea.
De Ciudad Girándose