Te lo dije una vez y contestaste que no lo tenías claro mientras cenabas un pozo para noches árticas. Te lo dije otra vez y no me contestaste. Un hombre amarillo entraba en una habitación verde y se difuminaba. No dio las gracias. Afuera dos críos jugaban a perseguir un rayo. No te lo dije más. Apoyo un codo en la barandilla y expulso un balcón. Me desplomo, por supuesto, pero antes de llegar al suelo soy una carretera. Amenaza con cruzarme un autobús y me tiembla la intermitencia. Adelante. No tengo prisa.
De Amapolamen (2023, Gato encerrado)
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