domingo, 25 de febrero de 2024

Hotel con vistas al trance

 

En la calle de detrás del ruido

se encuentra el hotel con vistas al trance.

El recepcionista es un niño monosilábico

que sabe callarse perfectamente en francés

y que cambia a diario los números de las puertas

(por eso no es posible pasar 

más de dos noches en la misma habitación).  

Un domador se encarga de alimentar a la alfombra:

con una mano le arroja cubetas de pasos crudos 

y con la otra empuña un látigo para mantenerla a raya.

Son ya clásicos detalles tan estúpidos como

laúdes y diales muertos a la hora del lunch,

flores de tela sordomuda en el hall

y los célebres jabones de cloroformo de 10 kilos,

cuyo fin es fortalecer los bíceps de los huéspedes 

que se lavan la cara, manchada de sueños, 

antes de dormirse de nuevo.

Se sabe de ellos a veces, cuando 

salen al balcón a desperezar sus voces, 

a dejarse golpear por la acústica del extrarradio. 

Y es hermoso verles convivir sin asomo de crueldad, 

o quizá la haya, pero qué más da, no siendo expresa.


lunes, 19 de febrero de 2024

El signo en tu frente II

La segunda edición del seminario de escrituras contemporáneas "El signo en tu frente" se celebrará los días 20 y 21 de febrero. Tengo la buena fortuna de haber sido invitada a participar online el miércoles 21 a las 19:00 horas de aquí (12:00 en México). Quien quiera seguirlo puede hacerlo en directo en redes a través de la página de Difusión cultural del Claustro.




sábado, 17 de febrero de 2024

Un ático en la mesa




Que tu ojo izquierdo vea

distinto

lo que ve tu ojo derecho.



domingo, 11 de febrero de 2024

Orden inverso (Eva Hidalgo)

Eva Hidalgo no es Penélope, es Ulises. Esté donde esté acaba de llegar, o así se siente. Eva Hidalgo es Robinson Crusoe, no es la isla. Asociar a Eva Hidalgo con estos dos hombres no es ni mucho menos masculinizarla, es embarcarla en el mar donde no existen los géneros sino la supervivencia. Pero si hablamos de mujeres afines, Eva es María Zambrano, quien escribió desde el asombro.  Y es Marie Curie. Y es María La Judía. Eva es todas las Marías experimentando. Eva tiene esa forma de poetizar como si lo hiciera desde cierta penumbra (que no oscuridad), como si escuchara en su interior una voz dictadora no en el sentido político sino etimológico: dictador es quien dicta (la voz interior de Eva) a quien transcribe lo dictado (Eva), porque a Eva nadie le dicta salvo ella misma. Enigmática, misteriosa, curiosa, inquieta, sabia… Eva Hidalgo arroja unas cuantas verdades sobre la mesa al tiempo que saca la lengua. Eso en cuanto a Eva.




En cuanto a “Orden inverso” (Ediciones en huida, 2024), es un libro extremadamente innovador, original, grave, irónico, que conserva ciertos elementos comunes con su anterior libro (“Dos cuervos”, Ediciones en huida, 2017), de manera que podemos decir que consolidan no dos libros sino una poética: la infancia, la naturaleza, cierta desilusión, el análisis desde la observación, las sentencias, la tierra y sus glosarios. Al mismo tiempo tiene un trasfondo muy urbano a la vez que crítico respecto a esta sociedad que nos marea (los bares, la gente de la noche y sus puñales, la injusticia, los abusos en general) y también la mezcla de los dos (los incendios provocados por el ser humano, la sequía, la zoonosis (enfermedad infecciosa que ha pasado de un animal a humanos)). En los últimos años Eva ha completado este libro, “Orden inverso”, compuesto por, como ella dice: “Doce interrogantes” que reflejan su incapacidad de entender y nombrar el presente. Porque, ante lo indefinido, la reacción de Eva Hidalgo es la pregunta y el canto.  


viernes, 2 de febrero de 2024

Vial para situaciones de supuesta urgencia


Te lo dije una vez y contestaste que no lo tenías claro mientras cenabas un pozo para noches árticas. Te lo dije otra vez y no me contestaste. Un hombre amarillo entraba en una habitación verde y se difuminaba. No dio las gracias. Afuera dos críos jugaban a perseguir un rayo. No te lo dije más. Apoyo un codo en la barandilla y expulso un balcón. Me desplomo, por supuesto, pero antes de llegar al suelo soy una carretera. Amenaza con cruzarme un autobús y me tiembla la intermitencia. Adelante. No tengo prisa.


De Amapolamen (2023, Gato encerrado)