viernes, 19 de agosto de 2011

Incidental

Mira, nos ponemos
las manos a la altura de las orejas,
más o menos curvadas (las manos,
no las orejas), y decimos palabras en voz baja
sin mover apenas los labios (palabras como:
trípode, otorrino, cojín, piscina, recital)
y entre ellas deslizamos frases importantes
(por ejemplo, nos invitamos a comer gotitas
o nos comunicamos cuánto nos agrada julio),
y nos guiñamos. Y así tendremos (sin escribir)
esos paréntesis que tanto nos gustan.

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