Soy la alegre cowgirl
y monto al más bravo toro mecánico,
poseída por el espíritu de las batidoras de Braun,
rompiéndome el menisco mas no la sonrisa,
festejando un corpiño de ante con flecos,
agitando el sombrero a la manera cuatrera,
rompiéndome un brazo mas no la sonrisa,
jaleando a la vida con nombres de res.
Jimmy toca la guitarra a la vez que la armónica,
moviendo los pies en un baile de espuelas,
pidiendo palmas que coreen huesos rotos.
Me mira de reojo para comprobar si estoy
rompiéndome el cráneo mas no la sonrisa
o rompiéndome los dientes y, horror, la sonrisa,
con un bote de árnica oculto bajo su chaleco
y mil canciones para llevar entre alforjas.
Nada de esto nos importa demasiado,
porque luego Jimmy soldará mis roturas
con su amoroso hierro candente
junto a una hoguera en la noche
al calor de los coyotes y los cactus,
mientras el aire en las dunas barre,
superficialmente, riesgos del entorno
y silba a los lagartos su sonrisa entera.
¿Cómo puedes hacer de huesos rotos algo tan bonito? ¡No reveles el secreto! Déjame en la intriga :)
ResponderEliminarPor cierto, tengo que ponerlo en mi blog. Me lo está suplicando. Si te molesta, dímelo y lo quito :)
ResponderEliminarNo te revelo el secreto y no me molesta que lo pongas en tu blog (honor que me haces). ¡Un beso, Nuria!
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