sábado, 25 de agosto de 2012

Abaubab



Al animal que llevas dentro
le enseña a respirar un niño.
Abaubab te ha visto crecer
y tú no conoces su nombre.

La hierba sobre la que sueñas está caliente.
Yo me tumbo encima y hago ruidos,
me ovillo, te huelo, me rasco las pulgas.

A la niña que llevo dentro
la enseña a ahogarse un animal.
Abaubab no conoce mi nombre
y yo no sé si le he visto crecer.

El barro sobre el que sueño está frío.
Tú te tumbas encima y lo calientas,
te extiendes, me lames, te muerdes las pulgas.

De Diario de un ascensor en un bloque de dos plantas con azotea

5 comentarios:

  1. He disfrutado de estas letras, a modo de oxímoron. Me gusta cada vez más pasar por aquí.
    Saludos

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  2. Igualmente te digo. Elena, este blog tuyo tienen tanta belleza tus versos y son tan sugerentes que es un gusto pasar por él. Un abrazote. Tino

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  3. Luis, gracias por traerme esa palabra (oxímoron), tengo debilidad por ella.

    Tino, siempre es un placer tenerte por aquí.

    Gracias a los dos por pasar, leer, comentar, y todo lo que implica.

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  4. Las pulgas son los nuevos dioses cuando nos echamos sobre la hierba. Nos matan. Reímos.

    Un gusto leerte.

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    Respuestas
    1. Sarco Lange, perdona porque no había visto este comentario hasta ahora.
      Las pulgas están subestimadas. No valen para ser mascotas, sino para ser amigas. No lo entendemos y las matamos. Y se ríen.
      Gracias por tus palabras.

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