domingo, 14 de octubre de 2018

Mi casa a los ladrillos

Me hacían daño los zapatos y me los quité. Tenía calor y me deshice del abrigo. Me cansé de mirar el reloj y lo lancé lejos y así dejé de tomar mis medicinas, de ir a trabajar, de quedar con nadie y otras actividades que implicaran estar pendiente del tiempo. Me volví enferma, pobre, solitaria, descalza, ligera. Regalé mi casa a los ladrillos, mi ropa a las ovejas, mis libros a los árboles, mis flores a la primavera. Pero todavía necesitaba desprenderme de más cosas. Respiré hondo y me pesaban los pulmones, maldita sea… ¿lo entendéis ahora?

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