domingo, 4 de octubre de 2020

La lluvia que nos espera

 

No va a dejar de llover nunca, ¿verdad?

Esas nubes, esa humedad, ese pegamento.

Podría seguir y seguir hablando

hasta que se os caigan las uñas por la sordera

y nos toque alguien el hombro para avisarnos de que no se nos ve.

Va a continuar lloviendo por la noche, por la mañana, por la tarde…

porque nos lo merecemos, ¿es eso?, ¿nos lo merecemos?

El sol quería reírse de nosotros, ¿es que no va a dejar de llover?

Necesito que me contestéis o me calléis,

lo que sea, aunque con contundencia.

Dicen que mañana o pasado o el otro dejará de llover

y el amanecer nos cegará al rozar nuestras pupilas

-el lugar donde se condensa, sin duda, la estupidez-.

¿Podríais convencerme de que esto no es la lluvia,

de que esto es, no sé, una manada de potros?

¿Podríais hacerme caso y dejar de crearme

una mayor necesidad del lenguaje?

Escuchad cómo me borra la lluvia.

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