Una mujer en una isla,
inspirándose en la longitud
de las olas que nunca terminan,
escribe un poema largo de versos largos
repleto de barcos pisoteados por la tormenta,
de marineros sin ojos comiendo algo viscoso,
de hidras que aúllan al recordar el agua dulce.
Otras mujeres en la isla, empujadas
por la pasión que desprende la mujer
al escribir frente a la posible
eternidad de las olas,
escriben también versos largos en poemas
tan largos que no terminan.
Y nadie duerme.
Muy bonito.
ResponderEliminarGracias :)
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