domingo, 13 de mayo de 2012

En nuestra familia nos morimos de delgadez



Confirmo que mi abuela era de seda
y su entierro consistió en guardarla,
bien plegada, en un cajón.
Recuerdo a mis bisabuelos de papel
con sus voces escritas,
su continuo desafío,
su yacer en cualquier libro.

El proceso es lento pero notorio:
se nos agudizan los pómulos;
se nos reducen los ojos hasta la mitad
del tamaño de nuestras ojeras;
se nos va quedando la ropa grande,
los huesos grandes, el alma grande;
comenzamos a acostarnos anocheciendo,
a levantarnos amaneciendo.

Yo estoy en ello.
Me rebelo amenazando con comer
pero cualquier alimento se vuelve de aire
camino de mi boca.

Mis hermanos mayores
ya son más chicos que yo,
al contrario que mi hermana pequeña.

Los días de viento clavamos
a nuestros padres al suelo.
Nos sentamos frente a ellos
para que nos cuenten la historia
que ellos quieran.

De Será genealogía
 

6 comentarios:

  1. Por aquí también te estoy leyendo... un abrazo grande.

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  2. Gracias, Casilda. El mérito es de mi familia. Un beso.

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  3. El libro es estupendo. Lo que no encuentro son los 51,3 defectos que dices que tienes ;)
    Un abrazo!

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  4. Pues fíjate si los hay que hasta tienen decimales. Me alegro de que esté contigo el pequeñín. Ya sólo hace falta que adoptes a la autora :)

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