lunes, 1 de octubre de 2012

Devaluación a 230 W





Además, tengo una cama en la que, al tumbarme, desaparezco.
El sueño me rapta y pacta el rescate con el despertador.

Ya no construyo destrucciones de naves erróneas,
las dejo devaluarse a las puertas de la piscifactoría.

Basta un chasquido para conseguir el ruido
(a la soledad le he restado la edad

y ahora es un montón de luces
fundidas fundiéndose).


2 comentarios:

  1. Tus letras encuentran formas, que aun conociéndolas, nunca las había formado.
    Breve devaluación con un final fulminante.
    Saludos

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  2. Muchas gracias, Luis. Algo tan fácil como encender la luz se complica cuando la oscuridad no deja ver los interruptores. Un abrazo.

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