sábado, 17 de octubre de 2015

A su paso



Pero hay que tener en cuenta a los hombres extraños
que, al sentarse, se sacan los demonios públicamente
y gritan, lloran, cantan, insultan
porque del camino de rosas que les prometieron
sólo han visto
y tocado
y olido
las espinas.
Esos hombres, andando son simples locos
que se asombran de las formas de las nubes
y no critican, no acusan, no hablan.
De ahí que la manera de tenerlos en cuenta
sea quitar, a su paso, todas las sillas
y soplar mucho, mucho, mucho
en dirección al cielo.

2 comentarios:

  1. Víctimas silenciosas de los que llevan la voz cantante.Somos legión,por desgracia...

    Un placer llegar hasta tu blog Elena.

    Saludos

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    1. Pero en silencio se escribe... no está todo perdido. Saludos, Joaquín, gracias por dejar huella de tu paso.

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