martes, 15 de agosto de 2017

El desierto





Festivo en verano, ciudad de interior, las cuatro de la tarde: excepto la quietud, no hay nada. Si hubiera edificios, sus ventanas serían los sellos de las cartas que no se envían. Si hubiera agua, no habría más que una gota. El azul del cielo es lo único que se mueve, tan despacio que parece que está lejos. 

El cuadro es de Gustave Guillaumet. "El desierto", para más señas.

2 comentarios:

  1. Preciosa descripción de una ciudad en una tarde de verano.

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    1. Es lo único que se puede hacer dentro de ella cuando supera los cuarenta grados: intentar describirla :)

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