lunes, 2 de abril de 2018

La relojería



La relojería está enclavada en una esquina. En horario de comercio permanece abierta por la puerta que da a la calle más concurrida. La gente entra para comprar relojes, pilas para relojes, correas para relojes, e incluso cucos para relojes. Al anochecer se cierra dicha puerta y se abre la que da a una calle poco transitada y poco iluminada. Individuos con gabardina y sombrero entran entonces. Piden en voz baja una dosis. Tienen ojeras y les tiemblan las manos. Pasan a la trastienda. Personas muy ocupadas compran tiempo. Se lo inyectan en cualquier parque y, aunque se sientan mejor, con frecuencia se aburren y buscan pelea.

De Ciudad Girándose

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