domingo, 29 de noviembre de 2015

Hombre pasillo




Cada vez que oía la palabra
pasillo,
crecía y se estrechaba,
su piel adquiría un tacto enmoquetado
y sus ojos se convertían en apliques
que proyectaban una luz intermitente
en su parpadeo.
Pero esto no se sabía, porque cuando
alguien decía la palabra
pasillo,
él simplemente desaparecía de su vista
y había, de repente,
más metros para andar.

jueves, 19 de noviembre de 2015

Agenda y diez




Estoy llena de relojes y de ciento y pico madres como la mía y de agendas para distribuir mejor el tiempo en el desierto y vienen y vienen nubes de las que algunas llueven y otras ojalá porque debí comerme una semilla de cadena en tres partes no sé cuándo ni dónde y es más grande que mi columna dorsal y sin embargo de verdad que yo bailaría y/o viviría en el agua pero llevo demasiado peso y ni escribir me podría servir porque entonces también se me mojarían las palabras y con ellas el suelo del mundo por el que ya me escurro. 

lunes, 9 de noviembre de 2015

No me presento



Nací a la vez que algo amargo
y, en cuanto aprendí a hablar,
pedí azúcar
y que me enseñaran a bordar truenos
en los pañuelos que después regalaría.
Me llamo como los muebles y las amígdalas.
Construyendo mi primer castillo de arena
una ola se me llevó
pero yo ya sabía volver.
Cuando me callo, no estoy pensando
(eso lo hago cuando duermo)
y no estoy presentándome
(eso lo dejo para mi sombra).