martes, 28 de abril de 2020

Hoy como ayer


Me da pereza entrar en el blog y abrir un word tras otro en busca de un texto para colgar. Podría subir alguno de "Novedades: ayer", y de paso hacer promoción de la antología ya que no puedo hacerla físicamente mediante presentaciones; o podría subir alguno de cualquier otro archivo o libro o panorámica. Pero después de pasar un rato preguntándome cuál, decido emplear mi tiempo en otros menesteres. También me da pereza grabarme recitando algún poema para el Día del Libro, o para el Día de la Poesía, o para el Día de la Pandemia, etc. Sólo lo he hecho una vez en todo este tiempo y ya lo di todo ahí, no me pidan más. Estoy de cuarentena mental y no me apetece exhibirme, lo único que me engancha de la escritura es la escritura. Si me dieran ahora una buena noticia, casi nadie se enteraría; si me dieran ahora una mala noticia, casi nadie se enteraría. Me aburren las redes y mundos virtuales. Me gusta oler y tocar, verbos difíciles de conjugar en estos momentos. No me ha dado ningún reparo tachar compromisos supuestamente ineludibles para esta primavera. He entendido que nada es tan importante como para no darle una patada en el culo y reírme con la letra  o  hasta desangrarme (es un decir). Me siguen atrapando los sueños (ay, los sueños...). No soporto hablar de lo que todo el mundo habla cuando todo el mundo habla. En otra vida fui un pez, estoy cada vez más segura. No me da ninguna pereza entrar en el blog, buscar una foto con la que tenga afinidad en ese momento, y escribir sobre ella o no, pero con ella presente. Por ejemplo, ésta: Grúas, catedral, antenas, chimenea quemada, casas, una barra oxidada atravesándolo todo con la excusa de propiciar un collage natural, sombras. Ejem, la vida.