viernes, 26 de noviembre de 2010

martes, 23 de noviembre de 2010

Ahumados

Les molesta el humo,
entiendo.
Apagaré el cigarro.
Abriré la ventanilla.
Y
nada
más, porque
no pienso desprenderme
de ésta mi incineración,
que me consume.

martes, 16 de noviembre de 2010

Uno

Que un animal atropellado suena como una tormenta del tamaño de una oreja, que el metal conserva su corazón al cumplir trillones de años, que los niños pueden volar, que el fuego nació antes que el agua y el verso antes que la tinta, que las prostitutas no venden lo que venden sino lo que prestan, que las ciudades se inspiran en los bosques y el neón en dioses confusos, que los parásitos son más listos que los dinosaurios, que al verdadero amor lo matan los supermercados, que el tambor habla en Morse con las ambulancias, que las huellas de las margaritas son profundas, que los borrachos lloran mejor por la noche… Esto es lo que un hombre en una caverna trató de decir cuando, al dibujar los días, le regaló a la piedra veintiún bisontes.


De Veintiún bisontes

domingo, 7 de noviembre de 2010

Retrato familiar con padre al frente

Retrato familiar compuesto por:
padre al frente sentado en trono de laurel,
hijos al fondo sosteniendo sendos racimos de uvas,
madre en la penumbra con una manzana en la boca,
telaraña sin araña en una esquina,
perro royendo hueso humano junto a chimenea apagada
y mosca paseándose por bastón señorial
empuñado por padre al frente.
Destaca la profunda gravedad de su semblante,
el trazo más firme en sus arrugas,
la fuerza y habilidad de sus ojos rasgados
para clavarse en los de quien examine
-no importa desde qué ángulo-
el retrato familiar con padre al frente.
La figura central hace que todo lo demás
(hijos, madre, perro, mosca)
no exista y sí exista, gracias a los finísimos hilos
que nacen de los dedos de padre al frente,
cuya sombra es
telaraña sin araña en una esquina.

martes, 26 de octubre de 2010

Tragafuegos

Aquel invierno, el tragafuegos cambió su dieta y se convirtió en tragacorazones. Corazón que oía latir, corazón que apresaba, regaba con una fina salsa de perejil y vino blanco, y se lo zampaba. Nunca dejaba de masticar, porque la carne de corazón tarda horas en digerirse y adquiere una consistencia elástica que se pega a los dientes, en forma de remordimientos. Un día se encontró un corazón congelado en un camino ficticio, un corazón que había sido lava de madreselvas y humo de violín tropical. “¿De quién será este corazón que tiene el tamaño de la tristeza y el sabor de los candados?”, se preguntó, saboreándolo. Se atragantó y tuvo que escupirlo a trozos, directamente hacia la chimenea, dibujando nuevas llamas. Al cabo de un rato el corazón estaba de nuevo entero, ileso, ajeno al fuego. El tragacorazones se palpó el pecho y lo atravesó sin tacto. Estaba hueco. Tenía suficiente espacio para incrustarse aquel corazón huérfano que, sobre la leña y sin tocarla, destilaba sándalo. Se lo puso, y se miró en el espejo: le gustaba cómo le quedaba, le hacía más real y más ligero. Había adoptado, sin darse cuenta, a su propio corazón, que escapó una noche para no ser, al igual que los demás, devorado. Entonces, el tragafuegos que se convirtió en tragacorazones se pasó a tragainviernos, y descubrió que le colgaba una primavera blanca de la bufanda.

martes, 19 de octubre de 2010

Plegaria al ruiseñor


Mas líbranos, ruiseñor, de los amables,
de la supuesta ausencia de su lado oculto.
Permítenos evocarles sin conocerles,
idealizarles tal como nos idealizamos
los unos a los otros.
Y si tropezamos con ellos algún día,
préstanos, ruiseñor, tus alas
para salir huyendo.

martes, 12 de octubre de 2010

La tonta de la lista: Octubre

Para que no todo sean versos y porque siempre hacen falta canciones, aquí se dejan diez para oír o escuchar a través de Spotify pinchando sobre cualquiera de los grupos listados. Como es la primera, mejor que sea corta.



Selección hecha por mi paraguas sandinista con el visto bueno del blog tardío.

martes, 5 de octubre de 2010

Centauros, la rabia

La rabia del centauro se mide en coces.
Háblale, si se enfada, en voz baja;
háblale en francés.
Querrías pedirle, y no lo haces,
que te acompañara al pueblo de al lado
para comprar cosas rotas que se puedan arreglar.
Mañana se habrá ido con un rayo en la boca
a relincharle al tiempo, y quizá no te recuerde
y a ti te dé rabia.

martes, 28 de septiembre de 2010

En la taquilla

Los adultos pagan el doble
o los niños pagan la mitad,
como ustedes prefieran.
Los bebés y los llaveros no pagan.
Silencien sus móviles, piensen en esto.
Límpiense los ojos antes de pisar la arena.
Prohibido echar comida a los animales,
prohibido echar bebida a sus dueños.
Paguen al contado, por favor:
Los niños la mitad,
los adultos el doble,
los llaveros y los bebés no pagan.
¿Es que no piensan en esto?
Movilicen sus silencios.
Sepan que no les aguanto.
Paguen. No soy amable. Circulen.

De Lo circense

domingo, 19 de septiembre de 2010

Por el bien de los jardines

Prohibido arrancar flores.
Pueden acariciarlas, despeinarlas,
dibujarlas en un cuaderno si lo desean,
pero sin arrancarlas del papel después.
Pueden inventarles pétalos, espinas,
vaporosos mamuts polinizadores alrededor,
pero no golpes de viento ni cortacéspedes
que pongan en peligro su existencia.
Prohibido darles de comer a las flores
porque pueden ponerse grandes y cariñosas,
seguirles a sus casas, dormir en sus puertas, ladrar casi
hasta que les dejen entrar y llenárselo todo de colores,
y eso, señores topos, está terminantemente prohibido,
al igual que robar motas de polvo con los ojos para llorar.

martes, 14 de septiembre de 2010

Flamber

¿Por qué hay helicópteros en el cielo, por qué?
Van a destrozarme el optimismo que conservo en el tejado.
Despeinan persianas, despeinan antenas, despeinan sonidos.
¿Son sus actos bailes de anacondas o combates de mangueras?
¿Por qué hay una ambulancia en mi puerta, quién la llamó?
Yo no la necesito, ¿y tú?: yo aún tengo el coraje.
¿Te acuerdas del vecino del tercero, el del megane?
Acaba de bajar volando y en llamas. Siempre con prisas…
¿Hay una viga en mi ron? (Intento asimilarlo, me tomo mi tiempo).
Mira cómo todo se desmorona, todo se desmorona, mira, como todo.

martes, 7 de septiembre de 2010

Ambas barbillas

Él tenía una barbilla prominente, afilada, un tanto curva, y visto de perfil evocaba el retrato de cierto lord inglés. La barbilla de ella era una roncha, y su anverso un sitio donde la huella de una rueda era un hoyuelo. Decidieron quererse, eligieron soñar. Con el paso de los años la barbilla de ella fue adoptando la forma de la de él, que cada vez tendía más a estirarse en busca de la de ella. Ya ancianos, las barbillas que metamorfosearon para estar juntas, topaban la una con la otra imposibilitando los besos, nunca el cariño. Poco antes de morir no parecían esposos, sino hermanos. Hoy los herederos discuten por la herencia: ellos se han dejado barba. Ellas también.

De A propósito de los cuerpos

viernes, 3 de septiembre de 2010

Veladas

Ni el té sabe tan dulce como yo quisiera
ni puedo evitar que se haya nublado
ni se me seca el frío de los pies.
Llaman a la puerta, abro, hola.
Mi prima trae revistas y regaliz,
y prefiere no quitarse el abrigo.
Tararea la melodía más estúpida
y sonríe, pero sólo un poco porque
las horquillas le limitan la expresión.
Dice que después cambiará las vendas
de mis muñecas por otras nuevas, limpias.
Le pido que, además, me vende el apellido.
Pasaremos el resto de la tarde sin la felicidad.

domingo, 29 de agosto de 2010

El baño



Fíjate en el agua, que ni viene ni va,
que nunca es la misma,
que a estas horas parece por fuera
el espejo de plata de la calma
y por dentro nuestro videojuego.
A mí me apetece nadar, tú
prefieres quedarte en la orilla, yo
debo recordar que detrás de ti
hay una casa naranja, y a tu lado
una sombrilla del color de un nueve.
Mi biquini mojado se seca justo al sentarme contigo.
Sueñas que sueñas delfines, yo aleteo.

De Dagua