jueves, 30 de junio de 2011

Estival

El olor a sandía no se va
al abrir las ventanas
porque
no podemos abrirlas.
Moriríamos asfixiados.
.
Tampoco podemos acercarnos mucho al ventilador.
Sus aspas nos amputarían las orejas y la nariz
y esta noche cenaríamos hamburguesas
en vez de un gran vaso de horchata.
.
En la habitación oscura,
donde sudar es sinónimo de plastilina,
rabia la cama, deshecha por las tempestades
desde ayer y hasta mediados de septiembre.
.
Es más refrescante tocar el suelo con los pies
que cruzarlo con patines.
También más lento.
El escaso presupuesto
sólo da para chanclas rosas.

martes, 21 de junio de 2011

Trece

Estaba saltando a la comba. Uno, dos, seis, nueve, diez, catorce. Se me enredó una pierna y me caí hacia atrás, golpeándome la cabeza contra la pared. Me levanté, mareada, y me volví a caer: perdí el conocimiento. El doctor aconsejaba dejarme ingresada unos días para hacerme unas pruebas, pero yo no quería. Yo quería regresar a casa de la mano de papá, y eso hicimos. Diecisiete, veintiuno, treinta. Habían quitado de en medio todas las cuerdas, porque volvía la niña inútil, y todos los objetos puntiagudos, porque volvía la niña doliente. Mamá me había guardado las sobras de la comida por si traía hambre; ni le contesté. No quiero hablar con ella. Treinta y tres, treinta y cuatro, cincuenta y ocho. Dice que no hago nada bien. No sé planchar, es cierto; o la tabla está muy alta o yo soy aún muy pequeña. A mamá no le tiembla el pulso al contacto con el almidón, como a mí. No le tembló al estamparme la plancha contra la nuca, para castigar mi torpeza. Cien, mil, cero, uno, dos. Desde fuera somos una familia tan normal como las demás (desde fuera yo saltaba a la comba). Desde dentro, mis tripas cantan y me duele la cabeza. Cuando al fin se hayan dormido, iré a la cocina a por mi comida, si es que no se la han dado al perro. Trece.

miércoles, 15 de junio de 2011

Lacar

Y dije: sí.
En ese momento pulvericé
un poco de laca sobre la palabra.
Tiesa y pegajosa, desde entonces,
no puedo quitármela de encima;
antes de que yo hable, habla ella.
Y cómo le explico al mundo
que es que no, cómo.

De Zaquizamí

miércoles, 8 de junio de 2011

De las semillas de aire

De las semillas de aire
sembradas
la última primavera, hoy
brotan paredes en el jardín.
¿Crecerán a lo alto o a lo ancho?
¿Darán frutos de estuco?
¿Insonorizarán la soledad mía?
Pronto, muy pronto,
o nunca, muy nunca,
nacerán
las más hermosas flores
defectuosas.