Fue en una playa del sur, fue en la infancia,
fue un domingo cuando descubrí el mar.
Mi madre tuvo que sacarme del agua
arrastrándome, boca abajo, por los pies
para que no me la bebiera entera,
pero a cambio se aferraron a mi barriga
un guijarro y ciento veinticuatro rocas.
He crecido en dirección a las moragas y,
o algo ha debido salir mal,
o nada ha salido bien.
Rastreando la arena he venido
a las dunas, vendo cocos
y pensamientos.
De Ocho paradas en la arena