Rrose me ha regalado este verano "La miel", de Tonino Guerra (guionista de Amarcord y Y la nave va, entre otros), un libro de poemas escritos en romañolo y traducidos al castellano por Juan Vicente Piqueras y publicado con la editorial Pepitas de calabaza.
Los libros que Rrose me regala o recomienda son garantía de que algo me hará estremecerme, algo especial, y ya el hecho de tenerlos en las manos me provoca ansiedad y ganas de salir corriendo para empezar a leerlos cuanto antes (me pasó con Eduardo Chicharro, Adam Zagajewski y más). Pero no soy tan desconsiderada como para comportarme así y, además sé que una charla con Rrose con un vino por medio me hará olvidarme de festivales y de poetas, a cambio de escuchar historias sobre artistas de varias disciplinas que, vivos o muertos, se encuentran al margen de los cánones habituales.
Leer este libro en estos momentos de mi vida me recuerda por qué sigo en el camino y me anima a continuar. Es un ancla en medio del viento que el mismo libro levanta. Me tienta poner uno, dos, tres poemas, pero no. Sólo dejo uno.
CANTO VIGESIMOTERCERO
Esta mañana mi hermano iba buscando
algo en los cajones: ha hurgado
en el armario, en los bolsillos de las chaquetas,
de los abrigos, ha metido la cabeza y las manos
en la cómoda y lo ha sacado todo.
Ha puesto patas arriba incluso la cocina.
Iba de una habitación a otra
sin mirarme.
Cuando se ha puesto a escarbar en mi cama
le he preguntado: ¿qué quieres?
No lo sé. Primero buscaba un clavo,
luego un botón, después quería hacerme un café
y ahora quiero que tú me digas algo,
aunque sea una tontería.