El empleo soñado
He encontrado trabajo en la tienda de arrugas.
Sujeto el mostrador, muy blando, de diez a dos.
Sonrío por triplicado, con mi boca y sus serpientes.
Aplico descuentos en productos ya rebajados.
Pero lo que no toco, se puede desvanecer.
Por eso toco las arrugas y toco el mostrador,
toco la tienda de diez a dos, me toco el pelo…
y tengo las tardes libres.
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