Porque me pesa la sombra, la dejo arrastrarse,
lamer el suelo con su negra lengua.
La sigo cuando te sigue, te sigo cuando me sigue.
Con sombra tan gruesa no me cabe el bikini
(me pongo el mar para nadar).
Déjame lamer tu sueño con mi negra lengua,
déjame arrastrarme por los cielos de los cielos,
callada para el ojo sordo de los murciélagos.
Toda esta ola no es más que un tren
–pasará –viajando en el humo.
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