Quiso ser poeta y desistió, porque no sabía dónde podía estudiar la carrera. Quiso irse a vivir a una isla, pero como le asustaba pensar en los animales peligrosos que podían poblarla, encargó un mural que representara una playa con palmeras. Lo colocó en una pared del salón. Se sentó sobre un cojín, enfrente del mural, y esperó, bolígrafo y papel en mano, a que la inspiración le arrancara algún verso. Lo encontraron muerto a la mañana siguiente con el bolígrafo clavado en el corazón. En la habitación sólo había un cojín y un decorado tropical, cuyo autor confirmó su autenticidad; sin embargo, aseguró no haber dibujado aquella botella con mensaje que, con un trazo más débil, asomaba próxima a la orilla. A nadie se le ocurrió que el mensaje pudiera tratarse de un poema: un poema escapado de un corazón con bolígrafo, y arrojado a un mar de cartón. Detuvieron al mural por falsificación de pruebas y éste no ofreció resistencia, pero cuando le interrogaron se negó a cantar, porque era mudo. Hasta el día de hoy sigue detenido. Detenido. Quieto. Suspendido en el tiempo. Como una última palabra que se niega a ahogarse tan cerca de la orilla, del balbuceo.
Dificil ese oficio de poeta. Ahora hay muchos que están en el paro.
ResponderEliminarUn abrazo.
A esto lo llamo yo una explosión de genialidad :)
ResponderEliminarnavegando he visto tu Blog,siempre he pensado ke eskribias fenomeno,pero no podia imaginar ke llegaras a ser Eskritora,enorabuena me ha dado Alegria verlo......no es mi intencion ke me respondas si no kieres ni pretendo otras direcciones,solo ke esperaba verlo.spero todo te siga igual de bienmun saludo.Angel%
ResponderEliminarSi hubiera una bolsa de trabajo para poetas, se podría trabajar por horas mirando cualquier cosa estrujándole los versos. Debería haber poetas en todos los organismos oficiales.
ResponderEliminarJosé Antonio y Nuria, gracias por andar siempre cerca.
Angelín, digamos que ésta es mi rebelión contra el gris. Gracias por tus palabras y tu visita!
Abrazos a los tres.