Pero él fue enorme, abrazo, escucha, titán, diez aunque también tres y cinco y extensión de lo sensato. Violín, piano con manos de enorme amor. Y cómo puedo olvidarlo, si no quiero. Hombre bueno, hombre abrazo, mediador entre la isla y el mapa. ¡Qué suerte la mía! Porque él fue techo siempre, abierto a las ventanas que reflejan el atardecer en no cualquier parte. Escucha, titán, un caminar continuo silencioso y cristal. Era el hombre cuyo respirar viajaba en barca. Era generosidad, pila, cerezas o el buen tiempo, once otra vez. Era mi padre y mayo, un corazón muy grande, el vértigo.
abrir la puerta y la silueta de los árboles ya no recuerda donde surge la vida
ResponderEliminarolvidos que empequeñecen todo y agotan el calor de las hogueras
no existe lo olvidado permanece
si el temblor se instala definitivamente
en este sitio
en esta casa
en estos ojos
abrazo
cuadruil
abrir la puerta y que la silueta del temblor siga ahí
ResponderEliminarlo humano
la evidencia
si el temblor se rompe
lo hará
en diez temblores
(o un árbol)
abrazo p'allá