Gracias a la coordinación y buen hacer de Ana Patricia Moya, aquí pueden leerse algunos poemas míos en la sección "Que la vida iba en serio", en Liberoamérica
He encontrado trabajo en la tienda de arrugas. Sujeto el mostrador, muy blando, de diez a dos. Sonrío por triplicado, con mi boca y sus serpientes. Aplico descuentos en productos ya rebajados. Pero lo que no toco, se puede desvanecer. Por eso toco las arrugas y toco el mostrador, toco la tienda de diez a dos, me toco el pelo… y tengo las tardes libres.