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domingo, 25 de febrero de 2024

Hotel con vistas al trance

 

En la calle de detrás del ruido

se encuentra el hotel con vistas al trance.

El recepcionista es un niño monosilábico

que sabe callarse perfectamente en francés

y que cambia a diario los números de las puertas

(por eso no es posible pasar 

más de dos noches en la misma habitación).  

Un domador se encarga de alimentar a la alfombra:

con una mano le arroja cubetas de pasos crudos 

y con la otra empuña un látigo para mantenerla a raya.

Son ya clásicos detalles tan estúpidos como

laúdes y diales muertos a la hora del lunch,

flores de tela sordomuda en el hall

y los célebres jabones de cloroformo de 10 kilos,

cuyo fin es fortalecer los bíceps de los huéspedes 

que se lavan la cara, manchada de sueños, 

antes de dormirse de nuevo.

Se sabe de ellos a veces, cuando 

salen al balcón a desperezar sus voces, 

a dejarse golpear por la acústica del extrarradio. 

Y es hermoso verles convivir sin asomo de crueldad, 

o quizá la haya, pero qué más da, no siendo expresa.


viernes, 6 de octubre de 2023

Tritón azul de rojo aleteo

  (he estado rebuscando en el cajón de lo antiguo y me he encontrado esto) (he estado rebuscando en el cajón de lo antiguo y me he encontrado ) (he estado rebuscando )


Entrar en el agua.
Basta un mar, basta un lago, basta un río.
                                    Entrar en el agua.
Nadar y golpear con los pulmones
anzuelos de los que cuelgan besos.
Nadar a besos, golpeándolos.
Descubrirte en el enfoque de un periscopio.
Verte no respirar con tu boca azul de pálida.
Peinarte el pecho con los dientes.
Lamer en tus escamas restos de combustible.


     Sumergir        /             Introducir
     un pezón       /                la llave
         en             /                    de
   tu ombligo    /                   canto.


Despegarte los párpados y hallar minas de caviar.
Despegarte. Hallarte minado,
oh tú, mi tritón de liquen,
mi sushi con guarnición de plancton rojo.
Salir del agua.
Salir de un vaso, de un cactus, de un llover.
                                                Salir de ti
por la puerta trasera del agua.