Fija un punto en el mapa.
Concéntrate en él.
A partir de ese punto
traza otro mapa
que te lleve a tu casa.
Debes tener muy claro
dónde está tu casa para
ubicarla en el otro mapa.
Llama. Si está vacía, entra
y no le digas a nadie
que estás ahí.
Si está ocupada, entra,
mata a sus inquilinos,
haz con sus cadáveres
un mapa en el que se pierdan,
cambia el nombre de la calle
y si alguien te lo pregunta
no digas nunca
quién eres.