miércoles, 30 de octubre de 2013

Todo menos las nubes



He estado y escupido en tu casa, cartero, mientras tú estabas en la mía. He visto en la oficina postal, tu morada, a compañeros tuyos de trabajo, y también a personas esperando su turno para enviar o recibir palabras certificadas. No sé cómo eres, quién eres, pero no podías ser ninguno de los otros carteros con los que me he cruzado allí porque tú, mientras tanto, estabas en mi portal, dejándome un acuse de recibo. Da igual cuando salga a la calle porque en ese mismo momento vendrás tú a traerme algo. Por eso nunca he visto ni veré tu rostro. Tu voz sí la conozco. Eres ese tipo de persona que no agradece los favores concedidos. A veces llamas a mi portero. Pregunto quién es. “Cartero”, dices. Le doy al botón de apertura. No me das las gracias, desgraciado, y lo único que me indica que has entrado es el sonido de la puerta abrirse, abajo. Vivo en el primero y lo escucho todo menos las nubes. Podría bajar en ese justo momento y sorprenderte, pero entonces podría matarte. Un portazo, otra vez abajo, me comunica que te has ido. Siempre me dejas las cartas fuera, a la vista, encima de los demás buzones. Como si no supieras en cuál de ellos echarlas. Como si no supieras para quién son. Como si yo no existiera.

sábado, 19 de octubre de 2013

Poesía en pantuflas


Voy a impartir un taller de poesía on line con Verbalina, que comienza el 11 de noviembre. Es la primera vez que hago esto y me lo estoy trabajando muchíiiiiisimo. Se llama "Poesía en pantuflas y con humor. Los certámenes literarios, ese mundo", que, como su nombre indica, trata sobre la poesía cotidiana y sobre cómo no desquiciarte (del todo) con los concursos.

Podéis ver toda la información en Poesía en pantuflas

Agradezco difusión :)



lunes, 14 de octubre de 2013

Un puzzle






Todos los días
tengo un puzzle nuevo.
Son las horas figuras
difíciles de colocar.
El dibujo representa
algo que aún no sé.
Porque todos los días
me faltan piezas.

De Hogares de paso

martes, 1 de octubre de 2013

Y el agua crece



Llueve flores y, abajo, el agua crece.
Nadie se quiere mirar los pies.
Cuando pasa el tren, se abren las calles
(las calles son dormitorios sin puertas).
Camina la muerte en pijama, sin dientes,
sedienta de sueños líquidos;
un perro le muerde los tobillos
y se muere de invierno el perro.
Quién sonreiría ahora.
No es un sueño lo que asoma,
envuelto en círculos concéntricos:
el sueño no desnuda,
el sueño no impone ladrar.
Un adiós es un pañuelo
en el que cabe un átomo y un dragón.
La oscuridad se despide
insultando, como siempre.
Los muertos se pasean a las ocho.
Si ellos no me ven,
yo no los veré a ellos.