lunes, 29 de agosto de 2011

Velouria

Winda pensó que lo mejor que podía hacer era soltar lastre. Se quitó las katiuskas, el abrigo de charol y el ataúd, y los arrojó a lo largo del camino de árboles. También se quitó las gafas, y por eso no vio la aldea que tenía enfrente hasta que no se estampó contra ella; contra toda la aldea; porque era muy pequeña; la aldea. Winda la percibía como una masa borrosa de muchos colores, cúpulas con espinas y calles desiertas pero vistosas. Y cómo olía... a flotadores rojos, a mermelada helada, a suspiros positivos, a lluvia de caramelo. Tropezó con un riachuelo pero, como no quería nadar, se limitó a echarse agua en los ojos y en la boca, un agua que al salir de su hábitat se solidificó y transformó en dos lentes y un bozal. Winda veía ahora, sí, y con una claridad insólita, aunque por otro lado no podía morder el polvo, ni la fruta ni las palabras, y eso le hacía temblar de hambre, creer desfallecer, delirar e imaginar al guerrero sentado en una piedra detrás de su lanza, junto a un caballo negro tendido sobre la hierba que, con una máscara de bronce cubriéndole medio rostro y parte de la crin, estiraba las sienes hasta delimitar perfectamente el este y el oeste de la mirada. El guerrero incrustó el pico de su lanza en las lentes y el bozal de Winda y escribió “Hasta otra”, rompiendo así el último de los maleficios; los anteriores no. Winda encontró la salida del lugar saliendo. Pisó un géiser y fue impulsada hacia arriba, hacia los territorios de la luna llena. Se abrazó a ella, se resbaló jugando, y cuando iba a caer al suelo de nuevo, pensó que lo mejor que podía hacer era cambiar su dieta a una más rica en plomo, o desnucarse de una vez por todas.

3 comentarios:

  1. Tan interesante como la Velouria de los Pixies. Final trágico, tan malo es el plomo como flotar eternamente. Me gusta el contenido esperpéntico de tu texto. He sonreído. ¿el fácil quitarse el ataúd?

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  2. Este trocito de mundo me trae tantos recuerdos... Menos mal que el agua sigue corriendo ;)

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  3. Tempero, más difícil es quitarse la cuna. Gracias por leer, banda sonora incluida.

    Nuria... más o menos clara, sigue corriendo.

    Abrazos.

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