Si me dejara crecer las cejas
hasta taparme los ojos, el rostro,
me compondría dos trenzas ariscas
por las que bajarían mi niña derecha
y mi niña torcida hasta llegar a mis pies,
las cuales, subidas a la punta de mis zapatos,
me advertirían por dónde tengo que caminar,
ciega, para no topar con ningún ángel muerto,
de esos a los que, creyendo vivos,
les coso piedras a las alas
para que no puedan volar
o no lo hagan conmigo.
De Zaquizamí
Me encanta!
ResponderEliminarMe alegro! :)
ResponderEliminarTengo una agradable sensación cuando leo tus poemas por parecerme cuentos no tan surrealistas.
ResponderEliminarEs que en realidad son realistas, pero rebozados en perífrasis :)
ResponderEliminar