Los insectos suelen significar
algo. Las terrazas abren los párpados a la sombra. Un caballo se tumba sobre
sus patas traseras y sus manchas blancas –y sólo las blancas– se contagian de
bostezos. A un profesor se le ha encarado la pizarra y anuncia que la clase ha
terminado. La deformación del sílex ha alcanzado el enanismo. El tiempo
descuartiza a sus presas con golpes lentos, aunque firmes y primates. A una
marioneta el aire le da el movimiento pero nadie la vida. Una mujer se maquilla
y no logra disimular la firma de un puño
grana en su mejilla, y otra vez prescinde de las emociones para ir a
comprar el pan.
De Veintiún bisontes
Uy, qué bueno, Elena. Cada retazo un mundo en el poema común. Lo comparto.
ResponderEliminarSeñor Medinilla, contenta estoy de verle (también) por aquí :)
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