En
el principio eran las cajas.
Era
tan angulosa que se me caían
los
ángulos al hablar
y
antes de que tocaran el suelo,
de
nuevo tenía ángulos nuevos
pues
cajas, maletas y carreras
eran
y son conceptos cuadrados
y
habituales en mi vida.
Bueno,
eso era al principio.
Luego
era camarera en un restaurante.
Yo
sólo me ocupaba de atender al hombre
al
que dejé por los ciclones.
Le
puse bebida, servilletas, pan.
Le
puse un plato, y otro, y otro, y otro.
Le
puse de todo, de todo, más de todo.
Todo
se lo daba para que se fuera de una puta vez.
No
era un acto de generosidad:
estábamos
en un restaurante mejicano.
De Pan con pan
Jajaj... Genial querida Elena. Me encanta tu estilo tan personal. Bravo !!!
ResponderEliminarSoy Alfonso
Y el caso es que me olía que tú eras tú :) Me encanta que te encante, un besazo y dos.
EliminarMe gusta, buenos juegos de palabras y epanadiplosis de esas. Qué bonito se hace leerte.
ResponderEliminarLaura, tú haces fácil agradecértelo :)
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