Escribir un poema sin manos soñando y decir: escribir una casa de una planta. Estar bien ahí (escribir). Dibujar un verano alrededor y quedar espacio para una elipsis aunque más me valdría un buen argumento. Ver el dibujo y advertir que tiene los rasgos de un paréntesis y la caducidad de algo dulce. Escribir un verano dibujado. No sentir la obligación de nombrarlo pero sí la necesidad de abanicarlo a oscuras. Escribir una calle y regarla y afirmar: escribir una calle es donde quiero vivir. Pasar el tiempo desde que lo pensé y escribir como si no acabara de hacerlo.
De Amapolamen (Edit. Gato encerrado, 2023)
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