A este amanecer desaliñado,
de pocas palabras y ninguna ventana,
anunciado por algún canario de uñas corvas,
con tu rostro oculto bajo la esquiva penumbra
desde donde yo me tapo los ojos pero no del todo,
júzgalo sin piedad con el hacha o la flecha,
decapítalo, empálalo, degüéllalo, lapídalo o
tritúralo, desmiémbralo, despelléjalo, porque
debe continuar esta noche que nos ha nacido,
que nos ha nacido.
Genial. Un saludo
ResponderEliminarSaludos y gracias, Tino.
ResponderEliminarRealmente es una joya.
ResponderEliminarFractal, quizás.
Abrazoooos.
¡Abrazo!
ResponderEliminarPobre canario, vaya tratamiento, nada de tú, o de usted, de uñas corvas. Hasta un canario puede ser mal agüero, con diéresis, como el degüello. Fascinan esos 7 verbos del patíbulo.
ResponderEliminarQuizá sea este un poema para indultar, aunque la noche muera.