viernes, 23 de octubre de 2015

En tus manos


Dices que no tienes destreza en las manos, que no las controlas, que no puedes tenerlas quietas, que te sudan, que te agobian, que te estorban para vivir. Dices que el mejor sitio para ellas son los bolsillos. Dices que lo tuyo es el corazón y el cerebro, que ellos son las manos que te abren todas las puertas. Dices que, si pudieras (si ellas te dejaran), te las quitarías, así de fácil: te quitarías las manos y se las echarías de comer a los gatos. Dices que las manos te dominan, que piensan por sí mismas, que te esperan al final de los brazos para matarte, para dormir en tu cuello, para sacarte los ojos de la cara, para darles la vuelta a tus venas... Dices que por la noche se mueven solas y clavan agujas en tu cerebro para que se te escapen los pensamientos y entre en ti la locura. Dices, dices en este papel húmedo y manchado, que han sido ellas las que han dispuesto la cuerda, la silla, el salto y el silencio. Aún así te concedieron tu último deseo, escribir estas líneas. Dices que dejas la carta en la cómoda. Sin embargo, yo la encontré en una de tus manos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario